¿She wants to get fucked? and… ¿By you?????

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¿She wants to get fucked? and… ¿By you?????

A veces tengo la impresión de que flota en el aire esta aberrante idea: las mujeres le debemos sexo a los hombres. Al menos en México, desde que yo era niña, recuerdo la muy común expresión de “calientahuevos”, usada con cierto tono de desaprobación, molestia o incluso rabia. Desde niña me quedó claro que una de las reglas sociales era evitar calentar huevos o, de lo contrario, cumplir con lo prometido y tener sexo.

El asunto se complicó cuando me di cuenta de que yo no era quien definía si calenté o no los huevos de algún hombre. Eso lo deciden ellos. De pronto, resulta que le “diste alas”, le coqueteaste o le calentaste los huevos a tipos que ni estaban en tu radar, que ni recordabas que existían o incluso que te desagradaban. De pronto, resulta que te vestiste demasiado sexy o te veías demasiado guapa, y enviaste la señal de que deseabas tener sexo con toda la fiesta (y en ese instante).

Es común escuchar historias o noticias de violencia sexual y física por venganza. Hombres furiosos al no haber satisfecho sus deseos sexuales o necesidades afectivas, culpando a la mujer de haberlo excitado, enamorado, de haberle sonreído de forma “demasiado” amigable y luego de “no cumplirle”. Como el caso de la estudiante de diseño en una universidad norteamericana, que se negó a salir con un compañero luego de varias insistentes invitaciones (un compañero que decía estar “profundamente enamorado”), y que luego casi muere porque la trató de ahorcar. O el joven al que le cortó su novia, y para vengarse, violó a una chica de 17 años en una fiesta. O el tipo que fue engañado por su mujer y ante tanto dolor, terminó asesinando a una prostituta. Tristemente, casos similares hay miles.

Antier salí a caminar bastante tarde en la noche. Tres chicas adolescentes de unos 15 años de edad, cantaban en la calle con sus audífonos puestos una canción que decía “I´m so delicious” y bailaban imitando a alguna cantante tipo Rihana o Jennifer López (con mucho movimiento de pompa). Media cuadra después, vi el anuncio que puse en la foto de esta publicación: una mujer preciosa, posando de manera sensual. El anuncio pone “Nasty girl”, usando la estrategia de venta más burda y obvia de “el sexo vende” además de reflejar nuestra cultura tergiversada en la que resulta excitante llamarle “nasty” a alguien. La peor parte, es el mensaje escrito por algún o alguna paseante: “horny girl she wants her pussy fucked every day”. Pensé en las chavitas que cantaban “I´m so delicious” y lo que pensaría la persona que escribió aquél mensaje. Tal vez esa persona tergiversaría la letra en su mente, pensando que las adolescentes le están cantando “I´m so delicious THEREFORE fuck me now”, como si fuera un pastel que anuncia “cómeme”. Pero no dice eso. Y las personas no somos pasteles. El canto simplemente expresa que ellas se sienten “delicious” y tienen derecho a sentirse así. Tienen derecho a ser bonitas y sexys, a decirlo, a sentirlo, a disfrutarlo. Y al mismo tiempo, a no querer tener sexo con nadie. O sí. Pero eso es decisión de ellas y nunca de quien las esté mirando.

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Los cuerpos normales No son los de las redes sociales

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