RESEÑA DE A VECES DESPIERTO TEMBLANDO POR EL LIBRERO DE VALENTINA
RESEÑA DE A VECES DESPIERTO TEMBLANDO
Por El Librero de Valentina
La recomendación del día de hoy es una joya. De Ximena Santaolalla, este libro ganó el premio Mauricio Achar en el 2021 y hasta hace unos días tuve la oportunidad de leerlo, y no saben con lo que me topé. Y sé que a mucha gente ya no le gusta leer historias turbulentas, duras, donde se hable de momentos duros de la historia porque estamos saturados de eso, pero yo creo que ahora es momento de hacerlo para enterarnos de lo que está pasando ahora en Centroamérica. En mi caso, fue un descubrimiento porque Guatemala es un país que tiene frontera con México, yo no sabía nada y en A veces despierto temblando se habla de la dictadura guatemalteca entre el 82 y el 83 a manos de Efraín Rios Montt. Este libro es ficción pero está basado en un momento histórico que creo que es necesario que los habitantes del mundo conozcamos. Me parece una lectura necesaria, aunque si tengo que advertirles que es una lectura durísima, durísima, porque en cada una de las voces (es una novela polifónica) encontramos un retrato de ese lado oscuro del ser humana, de lo miserable que puede llegar a ser, de cómo cuando se pierde toda la empatía hacia el otro somos capaces de matar sin piedad, sin ningún tipo de remordimiento. En esta novela, que además está narrada de una manera excepcional, hay muchas voces y destaco particularmente las voces femeninas, pues me parece que logran trasmitir toda la emocionalidad. Cada uno de los personajes representa una postura distinta. Por un lado están los kaibiles que son los militares elite del ejército guatemalteco que van contando no solamente su entrenamiento, sino también hasta donde llegan. Durante la dictadura y en muy poco tiempo (16 meses) fueron asesinadas y desaparecidas 100,000 personas; de hecho, en el 2013 a Ríos Montt se le condenó a 80 años de prisión (pero luego esa sentencia fue anulada por un tema procesal, y después Rios Montt murió, por lo que no hubo mucha justicia); pero creo que esta mirada y este retrato que hace Ximena, no solo de los kaibiles sino también de la gente que sufre (hay por ahí un personaje de una mujer muy interesante que es víctima en verdad de abusos muy impactantes y otra mujer que fue la nana de un coronel y otra que forma parte del ejército de e1lite en México y luego logra superarse y tener un puesto muy alto). El libro está ubicado entre Guatemala y México, cosa que me parece además interesantísima porque nos permite también a los mexicanos conocer parte de nuestra historia, no únicamente la de Guatemala, que es un reflejo de lo que ha pasado y sigue pasando en muchos países de Centroamérica. Como lo hemos platicado muchas veces, en México estamos acostumbrados a voltear hacia arriba para ver qué es lo que hace Estados Unidos, pero nunca volteamos hacia abajo, nunca nos damos cuenta de qué es lo que está pasando en nuestros países vecinos, de cuáles son sus carencias, de toda la violencia que se vive, y algo que que me encanta es que cada uno de los personajes tiene una voz propia. Al principio puede costar trabajo la lectura, porque hay muchos términos propios de Guatemala o de otros países centroamericanos. A mi me resultaba un poco más familiar porque yo nací en el sur de México. Pero conforme vamos avanzando y nos vamos familiarizando y empapando de la historia, vamos entendiendo a qué se están refiriendo los personajes, y cómo Ximena le da voz a cada uno de ellos. Por ejemplo, Ocelote es un kaibil que cuenta cómo lo reprimen y no le permiten hablar su lengua en los entrenamientos. Cada uno de los personajes tiene una voz muy específica y vamos pudiendo identificarla. Tan es así, que al final del libro ya no necesitamos que nos digan quién está narrando, ya sabemos de qué personaje se trata. Es un retrato durísimo, hay mucha violencia, mucho abuso en contra de las mujeres, de los niños, de los hombres. La mayor parte del libro vivimos con el corazón apachurrado, pero esa es la historia de un país que sufrió una violencia indiscriminada y me encanta la idea de que a través de esta novela, que además tiene un gran trabajo de investigación, Ximena haya logrado crear esta historia y nos haya puesto diferentes puntos de vista. Tenemos kaibiles, mujeres, víctimas, periodistas, cómo se van mezclando unos con otros, cómo parte de ese problema llega también a México, cómo nos vamos involucrando de alguna manera. Al final hay una serie de notas que me parecen muy interesantes. Es una lectura que no pueden dejar pasar. Prepárense, porque uno entra en conflicto de no saber si el libro gusta o no, yo les puedo decir que me encantó, además de la construcción de la historia, por lo que está contando. Sin embargo, es una lectura que estruja. Cómo lector pasas por muchas contradicciones. No sabes si estás disfrutando o no, pero en realidad estás aprendiendo. Estás aprendiendo sobre lo que sigue sucediendo en muchos países. Una lectura indispensable, el lenguaje, cómo construye cada capítulo, me parece que hay un trabajo brutal de Ximena para poner en la mira toda esta situación y que como lectores nosotros seamos un poco más empáticos. No nos podemos hacer de la vista gorda con lo que está pasando en el resto del mundo y A veces despierto temblando es clara muestra de ello. Por favor, si tienen la oportunidad de hacer esta lectura, háganla. Me resultó igual de doloroso que leer Somoza de Ligia Urroz, que también habla sobre la dictadura pero en Nicaragua.. Sirve para entender mucho de lo que estamos viviendo. Me resultó inevitable hacer esta lectura y terminar hablando de política, de hacer comparaciones de lo que estamos viviendo como país o muchos otros países. Aquí les dejo esta recomendación, que aprendan tanto como yo, que se den a la tarea de investigar también, que no se queden con la información que hay aquí, porque algo que tengo que confesar es que como sabía que esta historia estaba basada en hechos reales, y se hace mención de algunos personajes que sí existieron, acabé buscándolos, a los personajes. Para que vean qué tan creíble es la historia, que terminé buscándolos y terminé dándome cuenta de que no, de que eran pura ficción. Eso, es lo que provoca también este libro.