Extracto de la entrevista que me hizo Carlos S. Maldonado el 22 de dic de 2022 publicada en El País
La escritora mexicana denuncia las violaciones sistemáticas a los derechos humanos cometidas por la dictadura de Efraín Ríos Montt en Guatemala
Por Carlos S. Maldonado
Pregunta. Al final de su novela pide al lector mexicano que vuelva la vista a Centroamérica. Llama la atención lo poco que importa Centroamérica y su historia para México, sobre todo al tomar en cuenta la cercanía que hay.
Respuesta. Fue en 2013 que me dí cuenta de lo que había sucedido en la dictadura de Efraín Ríos Montt. Y ahí fue cuando caí en cuenta por primera vez en mi vida, tenía 30 años, que había sido la dictadura más brutal de nuestro continente. A mí eso me dolió, darme cuenta tan tarde. Y ahí fue cuando también me dí cuenta de nuestra actitud como mexicanos hacia la historia de Centroamérica, de ignorancia completa, de hacer como que no existe.
P. A pesar de que son miles de centroamericanos los que día a día cruzan México.
R. 250.000 más o menos al año. Y de esos 250.000, al menos 4.000 mueren al año en mi país. Yo me pregunto por qué no hay más espacios de refugio, de atención, incluso espacios en los que se pueda hacer honor a las personas que fueron aquí asesinadas o desaparecidas. Y no solamente aquí, también en Estados Unidos, considerando que muchos de los problemas, si no es que la mayoría de los problemas que suceden en Centroamérica, fueron implantados por Estados Unidos.
P. En su novela cuenta cómo estos sanguinarios militares guatemaltecos, los kaibiles, que cometieron atrocidades en Guatemala, fueron entrenados en campos militares de Estados Unidos.
R. Sí. Este entrenamiento kaibil está basado en los Rangers estadounidenses y en la Mossad de Israel. Incluso Efraín Ríos Montt se entrenó en la Escuela de las Américas y es muy importante que esto se reconozca, que se hable más de esto. Ahora que presenté la novela en el David Rockefeller Center for Latin American Studies, de Harvard, dije que debería de reconocerse que hay una responsabilidad de Estados Unidos, porque las consecuencias de esto, aunque pasó hace 40 años, siguen existiendo. Se debe reconocer que siguen habiendo heridas abiertas y mucho dolor y un estrés postraumático palpable. Cuando se hace una herida de esa magnitud, también hay consecuencias financieras en un país, hay consecuencias psicológicas y emocionales. Entonces yo creo que sí debe de haber una respuesta real de Estados Unidos.
P. Muchos de los integrantes de los kaibiles terminaron engrosando las filas del crimen organizado en México. De Los Zetas, por ejemplo.
R. Sí, pero no diría que México se vio afectado también. México es quien los invita, el Cartel del Golfo los invita a ser sus guardaespaldas, los contrata. Y luego ellos se dan cuenta de que les conviene más hacer su propio cartel, hacer Los Zetas. Si un Estado decide entrenar personas deshumanizándolas y enseñándoles a convertirse en máquinas de matar, pues esas personas se van a dar cuenta poco a poco que les conviene más hacer el mismo trabajo para el crimen organizado, porque van a ganar más dinero.
P. Ha mencionado las heridas que quedan abiertas en Guatemala. ¿Qué impacto ha tenido en las víctimas que un genocida como Ríos Montt haya muerto en la impunidad?
R. Hubo un sentimiento positivo cuando la jueza Yazmín Barrios dijo con todas sus letras que lo que ocurrió en Guatemala fue genocidio y que haya una sentencia que recoge todos esos testimonios, aunque después esa sentencia se anulara. Lo malo es que en Guatemala siguen habiendo muchos problemas de corrupción y siguen habiendo todas estas fuerzas terribles como la Fundación contra el Terrorismo, que tiene mucho poder a la ahora de aterrorizar jueces y otros funcionarios que sí están tratando de encarcelar a responsables. [La Fundación contra el Terrorismo es un organismo de extrema derecha, financiado por poderosos grupos económicos y exmilitares, que ha mostrado mucha beligerancia en los juicios contra los jueces y fiscales anticorrupción]
P. Guatemala es un país aún muy polarizado. Hay sectores que prefieren que se olvide lo ocurrido.
R. Me ocurrió algo gracioso. Una persona de Guatemala me comentó que esperaba que el próximo año ganara Zury Ríos, la hija de Efraín Ríos Montt, las elecciones y que esperaba que mi novela no le quitara un solo voto. Esa persona es un hombre mayor que conoció a Zury de 17 años en casa de Efraín Ríos Montt y me dijo que era una joven muy bella y que la vio bajar de las escaleras con un camisón que se transparentaba y que quedó impactado con su belleza. Una anécdota completamente desagradable y machista.