POSPORNO
POSPORNO.
Bien es cierto que la industria del porno ha hecho mucho daño. Una industria llena de estereotipos y clichés sexistas que nos ha marcado y que hemos aborrecido a fuerza de aburrimiento. El término pornografía ha sido contaminado hasta el límite. Pero el porno puede ser otra cosa. Y es ya otra cosa. Y está en nuestras manos que sea otra cosa. En nuestras manos y en nuestras cámaras. Porque si no nos gusta lo que vemos, podemos grabar otra cosa. Hazlo tú misma. Manifiesto del sitio español girlswholikeporno
En lo personal, nunca me ma interesado la pornografía. Me parece aburrida, siempre lo mismo, y no me llama la atención ver a otras personas teniendo sexo. Pero lo que sí me interesa es la pornografía como fenómeno y sus millones de usuarios. Solamente PornHub, la página porno más grande del mundo, recibe 75 millones de visitas únicas diarias. El 74% del tráfico porno es a través de los celulares; existen más de 100,000 páginas de Internet ofreciendo pornografía infantil solo en los Estados Unidos; Hollywood produce 11,000 películas para adultos por año – más de 20 veces que la producción de películas para todo público; existen encuestas que indican que 42% de los adultos (encuestados) se sienten inseguros ante el uso de pornografía por parte de su pareja, debido al contenido de los videos y la apariencia de los actores; 52% de los hombres encuestados admiten ver de vez en cuando sitios sexualmente explícitos y 48% admiten hacerlo frecuentemente; uno de cada cuatro visitantes de las páginas porno más conocidas como PornHub, son mujeres.
Sabemos que el porno tradicional o mainstream está plagado de violencia simbólica, estereotipos acerca de cómo debería ser el sexo y roles de género. El coito es el acto sexual central y generalmente domina el hombre, pues se muestra a las mujeres como objetos de placer para disfrute de éste. Lo heterosexual ha sido también mucho más representado en la pornografía mainstream. Se invisibilizan los cuerpos que no representan el estereotipo de belleza hegemónico (sobretodo en el caso de las mujeres, pues únicamente podrían dar placer los cuerpos “bellos” conforme la belleza estereotípica).
Recuerdo haber leído un artículo en el NYT, acerca de los efectos de ver pornografía en los adolescentes (entre 12 y 17 años). Un equipo de psicólogos entrevistó a un grupo bastante extenso de adolescentes que se asumían como heterosexuales (de distintas edades) y encontraron información interesante: los adolescentes hombres sentían ansiedad de no poder cumplir un tiempo extenso de coito, y esta angustia los llevaba a una eyaculación precoz. Creían que era normal y esperado ir directamente al coito, sin ninguna actividad previa y sin preguntar a su pareja. Asimismo, pensaban que a todas las mujeres les gusta el sexo anal. En cuanto a ellas, pensaban que algo “andaba mal” si no les gustaba el sexo anal o si les dolía, y que lo normal era sentir demasiado placer en el coito, por lo que muchas decidían fingir el placer o esconder el dolor a fin de ser “normales”.
Sabiendo todo esto y más, me quedé pensando en posibilidades y caminos más sanos. Uno de éstos es, definitivamente, el posporno. El posporno nació en Estados Unidos en los 80 y el primer texto dedicado al posporno es el “Manifiesto post-porno” de Annie Sprinkle. No soy experta en el tema y no pretendo entenderlo del todo, pero me gustan varias de sus apuestas y propuestas:
el genero no tiene por qué seguir determinando los roles en el acto sexual; en la pospornografía, los roles de genero se borran y pierden rigidez, para abrir la puerta a distintos juegos y posibilidades sexuales
los participantes en el video o fotografía pospornográfica, toman un rol más activo hacia la cámara; es decir, se asume que saben que están siendo grabados y miran directamente hacia la cámara, en lugar de ser filmados como si se tratara de una película en la que los actores actúan como si no estuvieran siendo grabados.
aparecen personas de distintas apariencias, distintos colores de piel, sexo, género, delgados, musculosos, gordos, jóvenes, viejos, etc.
podemos ver prácticas sexuales no convencionales y, en especial, no necesariamente centradas en el coito.
el posporno no está centrado en la relación heterosexual, incluye todo tipo de relaciones (como puede ser, gay, trans, bisexual, etc).
el posporno acoge personas con capacidades distintas o con características físicas particulares.
las personas que generalmente aparecen como objetos pasivos de deseo, en el posporno toman el rol más activo, empoderándose y asumiendo su sexualidad y la manera en que les gusta recibir el placer.
Pienso que la pospornografía aporta una visión más abierta y realista de la sexualidad humana; permite un mundo más diverso e incluyente, lo que tal vez ayude a disminuir la violencia y las angustias en torno al acto sexual.