Todos somos esclavos

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Todos somos esclavos.

Hace más o menos un año, viajaba de Miami a México, por la noche. El vuelo es de casi cuatro horas, era de noche y tenía ganas de dormir. Sin embargo, delante de mí viajaba un hombre que miraba videos en su celular con un volumen bastante alto. Estuve peleándome conmigo misma, pensando si pedirle amablemente que bajara el volumen o no decir nada. Me enojé muchas veces, imaginé conversaciones en las que peleábamos sobre los derechos de los viajeros: por un lado, dormir en paz, por el otro, mirar la televisión en el celular a todo volumen.

Me levanté al baño para ver al hombre. Su aspecto me intimidó bastante, tal vez por la camisa negra desabotonada hasta casi el ombligo, mostrando una espesa mata canosa, por las cadenas que caían sobre esos vellos blancos, o por su cara de pocos amigos.

Regresé a mi asiento, desde donde yo podía ver lo que él veía, pues su pantalla se reflejaba en el vidrio de la ventanilla - los dos íbamos viajando pegados a la ventana. Y les prometo que no miento cuando digo que se dedicó a ver videos pornográficos durante las casi cuatro horas de vuelo.

El video que más me sorprendió, consistía en ver a un hombre en patines con camisa y corbata, pero sin pantalones. El hombre tenía el pene erecto y traía puesta una máscara muy grande, monstruosa, de Mickey Mouse. Podrían imaginárselo mejor si piensan en los Mickey Mouse de los parques de diversiones, con cabezas cuatro veces más grandes que las humanas. Luego de dar unas vueltas en una pequeña pista rodeada por sillas con espectadores, salió patinando una chica que parecía tener unos 16 años. Ella traía puesta una faldita. Nada más. Se acercó al Mickey Mouse quien la agachó para que la chica le hiciera sexo oral. Asi, se movían un poco en los patines. La falda era tan corta que ahora podíamos ver que ella no traía calzones. Posteriormente, el Mickey Mouse volteó a la chica para penetrarla por detrás. Todo esto, acompañado de una música similar a las de las fiestas de niños o de un espectáculo para niños.

Me quedé algo aturdida luego de ver el reflejo de un par de videos y finalmente me dormí la segunda mitad del vuelo. Al despertar, el hombre seguía mirando videos similares. ¿Qué efecto tendrán estas imágenes en la mente de una persona que las mira cuatro horas sin parar? Al llegar a México, tenía sed y entré a una tienda que estaba abierta todavía. La sección de revistas y periódicos estaba tapiada de imágenes de mujeres semi desnudas o desnudas, con expresiones faciales sugerentes,.

Siendo mujer, se siente jodido ver cómo se explota nuestra imagen y cuerpo, vernos como objeto de consumo en las tiendas y en las pantallas, sugiriendo que estamos aquí para ser usadas y para producirle placer a otros. Claro que eso es válido hasta cierta edad, en la que somos finalmente desechadas porque ya no servimos para excitar a nadie. Pensando en la perspectiva del hombre heterosexual que está constantemente expuesto a imágenes y videos sexuales, es triste ver cómo el hombre es atacado sin descanso por la mercadotecnia, expuesto a imágenes y videos diseñados a excitarlo, a que compre, a que use, a que desee.

Personalmente, no me gustaría sentirme excitada a todas horas del día. Cuando escribo, por ejemplo, no quisiera recibir videos de hombres desnudos tocándose el pene, a fin de que yo me excite y desee tener sexo o comprar una revista de desnudos o contratar un prostituto o ver porno. Sería un inconveniente para mi vivir de esa manera, pero puede que esté equivocada. No me gusta espiar ni tiendo a espiar, pero las pantallas llaman la atención. Jalan la vista. Y es inevitable que, cuando hay una pantalla de celular delante de mi moviéndose, yo voltee por unos segundos. Y ¿qué es lo que veo? Si es una mujer la dueña del celular, muchas veces veo fotos de si misma, selfies, a veces incluso desnudos, donde la mujer esta desesperada por volverse el objeto del deseo de alguien. Y si el celular es de un hombre, en general veo cómo pasan foto tras foto de mujeres en Instagram, como si se tratara de un catálogo de calzones o de calcetines en venta. O veo pornografía, fotos que llegan a los chats “club de Toby”, bien bien machos, que dedican gran parte de su día a enviarse fotos de mujeres desnudas , teniendo sexo, o a veces ni se ve la cara de las mujeres, solo se ven nalgas , anos, vaginas, piernas, tetas.

Definitivo, todos somos esclavos.

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